privada de manera tal que pueda ser escuchada en mi sala, con un
volumen alto que me hace más complicado oír el audio del televisor que
tengo a tres metros frente a mí.
Es un gran logro, dado que mi casa está en la acera de enfrente, y hay
una distancia como de 50 metros entre mi recinto y su (poco
concurrido, por cierto) convivio.
Al menos no han puesto raeggetones o pasitos norteños...
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