28 de febrero de 2008

Anuncio de UNICEF y Los Pitufos

Anuncio de la UNICEF para concientizar al público acerca de los efectos de la guerra, protagonizado por Los Pitufos (Smurfs, Schtroumpfs):





UNICEF.

¿Qué se necesita para navegar en Gopherspace?

Cuando estaba en su apogeo, existían programas escritos exclusivamente para el uso de este protocolo, pero el surgimiento de la WWW y la diseminación de los navegadores http fue desplazando el empleo de estos programas (además de las razones que se exponen en la entrada anterior respecto a este tópico (que se puede consultar aquí). Los primeros navegadores gráficos de Internet que se hicieron populares incluían soporte para el protocolo gopher, y dicho soporte se ha ido heredando en versiones posteriores, aunque no está presente dicha capacidad en todos los casos.

El navegador NCSA Mosaic contaba con soporte, el cual fue retomado en reelaboraciones posteriores del mismo, que incluyen el Internet Explorer que, me consta que hasta la versión 6, tiene la posibilidad de visualizar dicha clase de sitios.

Los navegadores de la familia de Netscape también cumplen con dicha finalidad. A su vez, el soporte está presente en los navegadores de dicha estirpe, lo cual incluye a las viejas suites Mozilla, Phoenix, Firebird, Firefox, Sea Monkey, K-Meleon y otros que se me escape incluir.

El navegador de modo textual Lynx es, para mi gusto, el más grato para la navegación en esta época en el Gopherspace.

El navegador Opera no tiene soporte para dicho protocolo.

Los navegadores que se conectan a la red a través de un web proxy tengo entendido que no pueden accesar a los sitios en gopher, ya que se requiere conectarse a los servidores en un puerto distinto al 80.

En resumen, para navegar el Gopherspace se recomienda Lynx, funcionan los Mozilla e incluso Internet Explorer, y es imposible con Opera.

Que disfruten la navegación.

Gopher, Gopherspace o el celacanto de la comunicación hipertextual

Antes de que la navegación en sitios ajenos se diera sólo a través de la World Wide Web mediante el protocolo http (es lo que se conoce como internet), y cuando todo este asunto de la navegación consistía sólo en ver texto (la multimedia a la que se podía acceder consistía en todo caso en archivos musicales midi o mod, archivos de imagen gif o incluso arte ascii), el espacio de navegación que nos lo permitía se llamaba gopherspace.

Después de una consulta a una de las tantas bases de datos que ofrece The DICT Development Group, obtuve esta información:

Según la entrada que nos ofrece el Jargon File (4.3.1, 29 Jun 2001),


gopher (s.),

es “una variedad de servicio de Internet que surgió alrededor de 1991 y cayo en desuso hacia 1995 por la aparición de la World Wide Web. Gopher emplea una interfaz con tipo de menú que representa un árbol o una gráfica de vínculos, dichos enlaces pueden consistir en documentos, programas ejecutables, u otros menúes gopher arbitrariamente por toda la red.

“Se ha dicho que el software gopher, elaborado originalmente en la Universidad de Minnesota, fue nombrado en alusión al mote genérico que reciben los equipos de dicha institución: Minnesota Gophers. Otras afirman que la palabra deriva del caló estadounidense, en el que 'gofer' (derivado de “go for”, dando a su vez origen al término “go fer”) [N. del T.: “ir por”], alguien cuyo trabajo es correr y recibir cosas [N. del T.: “mandadero”]. Finalmente, es sabido que los gophers cavan túneles de gran longitud, y la idea de hacer “túneles” a través de la red para localizar información fue una metáfora definitoria para los desarrolladores. Probablemente esas tres versiones sean verdad, pero las primeras dos surgieron inicialmente y la descubiera metáfora del gopher y los túneles agregaron sabor e ímpetu al desarrollo del proyecto desde su etapa de planteamiento.


A su vez, The Free On-Line Dictionary of Computing (27 SEP 03), plantea que


gopher

(Es) Un sistema distribuido para la obtención de documentos que se originó en el Campus Wide Information System de la Universidad de Minnesota, y que fue popular a inicio de los 1990s.

Gopher es definido en RFC 1436. El protocolo es una especie de forma primitiva de HTTP, pero que expresa el equivalente del MIME Type de un documento con un código de una letra que refiere al Gopher object type. Al tiempo de redactar este artículo (2001), todos los navegadores web deben tener la capacidad para acceder a servidores gopher, aunque ya existen muy pocos.

Tim Berners-Lee, en su libro Weaving The Web (pp. 72-73), expresa su opinión acerca de que no es tanto que las limitaciones del protocolo gopher hayan orillado a la gente a abandonarlo en favor de HTTP/HTML, sino los yerros legales en que incurrió la universidad donde fue desarrollado:

“Fue por esa época, en la primavera de 1993, que la Universidad de Minnesota decidió que cobraría por derechos de uso (licencias) a ciertas clases de usuarios que quisieran usar gopher. Dado que el software gopher estaba tan difundido, la universidad comenzaría a cobrar cuotas anuales. El navegador, y el acto de navegar, sería gratuito, y el software de servidor podría mantenerse gratis para instituciones educativas y sin fines de lucro. Pero cualquier otro usuario, notoriamente empresas, tendrían que pagar por el uso de software de los servidores gopher.

“Éste fue tomado como un acto de traición en el ámbito académico y en la comunidad de Internet. Aún si la universidad nunca cobrara un sólo céntimo, el hecho de que hubiera anunciado que se reservaba el derecho a cobrar a la gente por el empleo de los protocolos gopher significaba que se había propasado. El uso de la tecnología es muy riesgoso. La industria se deshizo de gopher como de una papa caliente.

(2001-03-31)

Es obvio que la inmensa mayoría del tráfico que circula a través de Internet se hace a través de la WWW. Se ha extendido de una manera indiscutible. Sin embargo, aún existe el Gopherspace, pues todavía hay servidores que emplean dicho protocolo.

Se trata de un protocolo, más que extinto, en peligro de extinción. Hay pocos individuos de esta especie, y su crecimiento poblacional tiene un ritmo mucho más lento que el de otras tecnologías, pero recalco que todavía está vivo.

Si se quiere tomar así su existencia es incluso anómala; a pesar de eso, es.

A mí me agradaba este protocolo dado que su uso privilegia la búsqueda de texto por sobre otro tipo de archivos. No se hace mención en los textos citados anteriormente que gopher estaba hecho a la medida de las capacidades de equipos informáticos y de las conexiones a la red de aquella época. No se tenía entonces a disposición de los usuarios las velocidades de conexión o el ancho de banda que empleamos en el presente para ver esas páginas contemporáneas llenas de widgets, animaciones flash, imágenes y demás objetos multimedia. Lo más eficiente para las velocidades alcanzadas con un fax/módem antiguo era bajar archivos ascii, de texto. El acceso a esas redes era costoso y con límites de tiempo y de espacio: no era un servicio presente en cada casa, como pudiera serlo ahora. Así que servía para algo esencial como buscar información textual que merecía el esfuerzo de conectarse con una terminal para obtenerla. La búsqueda de información valiosa. Y en el presente, con las conexiones de banda ancha que tenemos, es sumamente veloz.

Todavía se puede utilizar, y en ciertos servidores se cuenta con buscadores, así que es factible encontrar información valiosa aún, aunque pueda parecer a la mirada de muchos como prescindible dado que no va acompañada de lucecitas, imágenes o demás adornos.

(De acuerdo, también las lucecitas pueden ser información interesante, pero no todo el tiempo).

Otra cosa encomiable por parte de los administradores de servidores gopher es que privilegian la colocación de vínculos a otros sitios, permitiendo así una navegación efectiva. La visita se puede extender para conocer otros lugares, con la promesa de encontrar algo de interés en cualquier lado. No es como esas páginas en las que uno entra en el ego laberíntico de los que pusieron la página convertido en código html.

Hay varios servidores gopher que recuerdo de memoria, y que pongo aquí a continuación:

  • gopher://sdf.lonestar.org
  • gopher://quux.org
  • gopher://gopher.floodgap.com/1
  • gopher://gopher.rp.spb.su/1
  • gopher://gopher.well.sf.ca.us/1
  • gopher://jgw.mdns.org/1


Disfruten de este fósil viviente de la navegación antes de que desaparezca por completo. Puede ser una experiencia de aprendizaje si se le dedica un poco de tiempo.

¡No todo son las luces brillantes!

26 de febrero de 2008

El Padre Abraham (sí, el de Los Pitufos) en directo

Hace unos días, en la entrada anterior de esta bitácora dedicada a Los Pitufos y El Padre Abraham (que se puede consultar aquí), el amigo que firma como Héctor Manuel dejó un comentario con esta información:

"Checa esta pagina que habla del Padre Abraham... su verdadero nombre es Pierre Kartner y es un cantante Alemán... Saludos!

http://en.wikipedia.org/wiki/Pierre_Kartner

Gracias Héctor Manuel.

Revisando el enlace encontramos que Padre Abraham es el alter ego de un popular cantante holandés de música pop llamado Pierre Kartner.

Dice en la wikipedia anglófona:

"Dicho cantante ha tenido éxitos notorios en Países Bajos durante las décadas de los 60s y los 70s, con ventas de millones de copias y con diversos proyectos: la banda Corry & de Rekels, a dueto con Wilma Landkroon, y como ese cacique de los suspiritos azules llamado Padre Abraham (Vader Abraham en holandés; resistiré a hacer el obvio comentario humorístico que se puede derivar del enunciado anterior).

"El personaje de Padre Abraham lo creó antes de su relación con los pitufos, para interpretar una canción para algún carnaval holandés titulada "Padre Abraham y sus siete hijos" (¡lo sabía!). Su disfraz consistió en emplear una barba postiza que, al paso de los años fue sustituida por una verdadera.

"En el glorioso año de 1975 el personaje que nos ocupa tuvo su segundo gran éxito "Het kleine café aan de haven", canción que se dice ha sido traducida con versiones en varios idiomas, incluyendo una versión en inglés llamada "The Red Rose Café", de The Fureys.

Sigo con el artículo en la Wikipedia:

"Hacia mayo de 1977 se pidió a Kartner que hiciera una canción promocional para un proyecto de animación, que vino en suerte a ser de Los Pitufos (Smurfs, Les Schtroumpfs), que de inmediato tuvo muchas ventas a mogollón. Ante el éxito que dicha grabación tuvo en Holanda, se hizo versiones para Alemania, Francia, Italia, España (versión que llegó a su vez a Latinoamérica), Suecia y Japón, todas y cada una interpretadas por el propio Padre Abraham.

"Kartner sigue en activo.

He encontrado un video en youtube de un concierto de Vader Abraham con un lleno total, tomado por uno de tantos aficionados de la música del barbado cantante, que pueden ver a continuación, y otro tomado seguramente de algún programa holandés de tv:

Que los disfruten.





23 de febrero de 2008

Cambié de nuevo la plantilla del blog

Me parece que tiene una combinación más grata de colores que la anterior.

22 de febrero de 2008

Naftalina y su álbum (jocosamente) conceptual



(Imagen cortesía de sangrepesada.blogspot.com)



En esta ocasión me corresponde escribir acerca de un disco que me ha parecido hilarante a la vez que me ha dejado pensando sobre la música contemporánea en México.

El grupo mexicano de rock Naftalina, formado por veteranos del género cuya participación se remonta hasta la década de los 1950, publicó en 1987 el disco “Historia del rock de aquí de México”. Se trata en toda la extensión del término de un álbum conceptual, ya que de principio a fin se ocupa del desarrollo de varias ideas que son la guía de todas las canciones. En una panorámica del género a lo largo de 30 años se describe como una generación entera de rockanroleros estaba entrampada entre el amateurismo y la imitación, aún cuando no carecían por ello de entusiasmo por la música.

Aunque el tema del álbum pueda parecer con esa descripción engorroso y solemne, la gran sorpresa para un servidor al oír cada canción fue descubrir que estos músicos, participantes de esa historia, encontraron en el humor la herramienta para ejercer la autocrítica.

Dado que la historia del género en México consiste en una infatigable cadena de imitaciones, plagios, homenajes de grupos estadounidenses e ingleses (“fusiles” en el habla popular de México, Distrito Federal), la estructura de todas las canciones es semejante: se toma la música una canción conocida y se le pone una letra que le quede, aunque sea a fuerzas.

Puede sonar exagerado a algunos, pero creo que este disco es el testamento de toda una época del rock mexicano.


En palabras de Naftalina:



Me hice la ilusión

De ser muy chingón

Pero fui un bolsón

Me faltó un montón

De imaginación



Fusilándote

Fusilándome

Fusilando a todos

Sin saber por qué



Me hice la ilusión

De ser muy chingón

Pero fui un bolsón

Me faltó un montón

De imaginación



Pero fui un bolsón

Me faltó un montón

De imaginación



Pero fui un bolsón

Me faltó un montón

De imaginación



Pero fui un bolsón

Me faltó un montón

De imaginación



Me faltó un montón

De imaginación



Me faltó un montón

De imaginación



Me faltó un montón

De imaginación



Me faltó un montón

De imaginación


Esta canción se llama “Rock del fusil” y lleva la música de “Every Breath You Take”, a su vez un éxito de The Police.

Me queda la duda:

¿El rock mexicano de verdad ya rebasó esa etapa de plagios? ¿O es que los músicos actuales son cada día más arrogantes, dándoselas de originales aunque lo que hacen dependa de las ocurrencias de cualquier gringo de rango medio?

Se me hace que este álbum no es tanto un testamento.

Mas bien parece una vigente declaración de principios.

P.D.:

Se puede encontrar más información relativa a este disco en el sitio
sangre pesada (de tocho un pocho), sitio pleno de datos acerca del rock mexicano.

16 de febrero de 2008

"Diluvio", de Luis Buñuel

Estuve escombrando varios archivos antiguos que tenía en mi computadora, y di con un archivo de texto que no había visto hace casi una década, con un texto de Luis Buñuel, que les presento a todos ustedes y a todos vosotros para su deleite.

Hace muchísimos años, cuando era un joven lleno de sueños que no estaban en un monitor, escuché a Jordi Soler leer esta obrita literaria en su programa de Radioactivo 98 1/2 (¿era de lunes a miércoles de 10 a 12 pm? estoy casi seguro de ello) en algún momento de uno de sus programas, justo entre alguna canción de buena música del tipo de Leonard Cohen y las recomendaciones cinematográficas de "El Flaco".

¡Qué tiempos aquellos, Don Ferruco!

(Incluso México contaba con otro sistema político, tan antidemocrático como el actual).

Imagínense que suena "Metamorphosis 5", de Phillip Glass (también pueden usar si es de su preferencia el widget con dicha pieza que está líneas abajo), y:





-Música para un texto de Luis Buñuel...


"Diluvio", de Luis Buñuel


Llovía.

Diluviaba.

Algo más que torrencialmente. Diluviaba oceánicamente: nadie podía esperar que un mar pudiera viajar así, como un avión, de un planeta a otro. La atmósfera se había transformado en un mar sin peces. Se hallaba próximo el instante en que éstos iban a poder salir tranquilamente de los estanques para pasearse por la gran bola acuática de la ex atmósfera. Ya muchos sacaban sus cabezas de un agua para ponerlas en la otra y quedaban así, como mansetud de niños, como cocodrilos a medio sumergir.

La ciudad entera guarecida bajo los tejados se veía impotente para resistir aquel diluvio que caía como en los sueños al ralenti, pareciendo, de tan compacto, no caer sino quedarse.

Toda la ciudad con sus grandes torres desmanteladas era un inmenso bergantín por primera vez náufrago en la lluvia.

Llovía.

Los peces parecían mariposas atraídas por la luz húmeda de los faroles y en los tejados se entreabrían las tejas como lapas.

En los escaparates colonias enteras de libros buscaban algo en el agua con las hojas vibrátiles y ondulantes, sexos de pólipo.

Los niños nadaban por el acuario iluminado de los pisos, acercándose a los cristales unos bobos muy abiertos los ojos, dejando escapar una columna de circulitos por su bocas redondas.

Llovía. Llovía.

Todo tenía o presentía un palpitar de pulpo. Todo era repugnante a la vista y al tacto.

Las avenidas comenzaban a llenarse de vientres hinchados, de vientres tumefactos sobre los que acudían por bandadas, con inaudita voracidad, manos hambrientas, lenguas hambrientas, cabelleras hambrientas.

A mil metros de altura cruzó la luz fantasmal de un tranvía herido acosado de delfines, asaeteado por millones de dentaduras blanquísimas.

Llovía. Llovía. Llovía. Llovía.

Por todas partes entre grietas de agua y resplandores glaucos acechaban unos ojos grises de mirar metálico, con ferocidad de escualo, los ojos de todos los habitantes de la ciudad, todo ojos, todo ferocidad.

Mis diez dedos no tenían hueso y mis ojos, también mis ojos me acechaban de lejos, más grandes que nunca, grises para siempre, con la ferocidad de los demás ojos.

Junto a mí pasó flotando mi novia ahogada, impulsada por el temblor de su velo nupcial, medusa de amor y muerte.

Llovía. Llovía. Llovía. Llovía.

En el reloj de la catedral dieron las doce burbujas de la noche.

Llovía.

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Texto publicado originalmente en La Jornada Semanal hace muchísimos años; ésa es una gran hemeroteca en línea.

Radio-ministerios

Hace como una semana estaba muy tranquilo en la sala de mi casa, a la nochecita. Estaba a la mitad de una rebanada de pizza con una combinación muy rica de ingredientes (champiñones, jamón y salami, si mal no recuerdo) cuando, ¡zaz!, una ráfaga de viento levantó una polvareda que causó un apagón. Dos cables de corriente tuvieron a mal entrar en contacto, lo cual originó un corto circuito que dejó sin suministro eléctrico a un par de manzanas de mi colonia, en una de las cuales está mi domicilio.

Como eso ocurre con significativa frecuencia, no me fue difícil dar con un par de velas, la caja de fósforos y un pequeño radio de baterías. En casa estamos preparados para las eventualidades de esa clase irónicamente cotidianas dada la frecuencia de tales padecimientos.

Durante un buen rato me puse a escuchar música, pero sólo sintonizaba bien una estación para "adultos contemporáneos" (sea lo que eso signifique) plena de éxitos de las listas de popularidad del anterior par de décadas a los 90s.

Después de un rato de escuchar los grandes éxitos de The Police, Cindi Lauper, Silver Convention, Al Corley, Celine Dion, Al Stewart, R.E.M., Michael Bolton y Depeche Mode, y después de considerar que "Enjoy The Silence" estaba un tanto fuera de lugar entre tal andanada de estímulos para la nostalgia, opté por cambiarle de estación.

Empecé a recorrer el dial y ninguna otra de las estaciones de frecuencia modulada despertó mi interés. Me pasé al AM y encontré sólo estaciones de radio hablada: voces monótonas tratando los tópicos delineados en la agenda de comunicación social del gobierno local.

Fui a dar a una frecuencia (creo que era el 1440) en la que el estruendo y la exaltación por parte de quien ahí gritaba rompió con la saudade radiofónica de los minutos anteriores.

Se trataba de un ministro religioso radiofónico. Servicios religiosos radiodifundidos.

Las estaciones de radio, por lo que tengo entendido, cuando se ven carentes de anunciantes que ocupen sus frecuencias mantienen la frente en alto, y se ciñen al respeto a los principios que han de tener los medios a como de lugar: dar espacio a todas las voces presentes en la sociedad.

Pago mediante, por supuesto. Las voces que encuentran dichos espacios acaban por ser las de curanderos, médicos brujos, telegrafistas alienígenos y ministros religiosos radiofónicos.

Soy un tanto desmemoriado para los detalles. No se me escapó notar, a pesar de ello, que se instaba a los radioescuchas a presentarse en algún establecimiento para seguir al detalle los planteamientos que el estruendoso ministro hertziano expresaba.

Luego dijo lo que no se me olvida:

-La gente autosuficiente, que se trata de gobernar por su cuenta, que piensa por su cuenta, rechaza seguir la palabra del señor, de dios que es más grande que todas las cosas-, expresó.

-La gente autosuficiente -dijo enseguida-, que se trata de gobernar por su cuenta, es demoníaca. Está mandada por el demonio.

El lector quizás adivine lo que seguía en esa tóxica perorata: la única forma de evitar incurrir en tan grave iniquidad era asistir a los servicios religiosos corporalmente, en el establecimiento anteriormente dicho. Cabe imaginar que ya estando ahí quienes fungen como mediadores exclusivos con su divinidad son los propios ministros, que garantizarían así la administración de un remedio a la autosuficiencia.

Opté por cambiarle de estación. No quise regresar a escuchar aquella radiodifusora de canciones viejas, así que apagué la radio, esperando que la energía eléctrica regresara pronto.

Ya no veo tanta tv después de todo

Aclaro que sigo viendo varios programas, pero ya no tengo tan grandes pretensiones de poner doctos comentarios al respecto en este lugar; ya hay muchos comentaristas que pululan por la red, algunos con mayor éxito que otros en sus juicios, pero todos cautivos en las redes de la actualidad.

Hay varios foros de internet donde uno que otro comunicador frustrado se apropia de los lugares creados por el esfuerzo de bienintencionadas personas para comvertir lo que puede ser una buena fuente de entretenimiento en el pretexto para la perorata inútil y sin fin que caracteriza a cualquier troll de mediano alcance.

De ahí proviene mi desinterés por el cotilleo televisivo, que dio su paso a su vez al abandono de esta bitácora.

Y sin el enfoque televisivo el título de este blog ya no funciona.

Podría dedicarme a poner entradas respecto a U2, pero me da flojera sumarme a lo que están haciendo miles de bloggers en este preciso instante.

Es una de las peculiaridades de este asunto de los diarios en línea: la tecnología está elaborada para darle relevancia a esa persecución interminable e inútil de la actualidad.

Ese ritmo vertiginoso de escritura no es para mí. Yo no quiero competir con la CNN; quienes así actúan, reproduciendo las noticias relevantes día a día (yo hice algo por el estilo por algún tiempo, conste), pasan por gente informada pero para mí no son sino esclavos, a menos que tengan un marco conceptual que les permita discriminar de entre lo que es relevante y lo que no.

Hay quienes lo logran; la mayoría no lo hace. Yo intento buscar lo que más vale antes de atiborrarme de insignificancias de los Simpson o de las novedades sobre la industria discográfica (¡No a la SGAE!, blah, blah).

El internet es una gran enciclopedia si se sabe emplear; pero uno tampoco se va a poner a recibir toda la nueva data generada a cada instante. ¿Cómo se logra eso? Con cultura, con conocimiento que se obtenga de otros lugares además de las terminales.

Es sorprendente como se transformó una herramienta que posibilitaba el acceso al conocimiento a muchos en otro medio para el consumo. Eso es lo que espera el poder de nosotros: que seamos sólo consumidores, no seres libres.

He ahí el quid de este asunto: ¿como aprender a vivir la era de la información para crecer, para aprender a ser libre? ¿Cómo escapar, insisto, a esa trampa que nos convierte en instrumentos del poder, viviendo los anhelos que se nos coloca desde el exterior en nuestras mentes?

No lo se. Ya veré como le hago.

Tal vez continúe poniendo algún mensaje esporádicamente, acerca de trivialidades de mi interés. Aunque mis otras bitácoras pueden cumplir ese cometido.

Pero trivialidades de mi interés, no lo que se le haya ocurrido comentar al fulano de algún sitio porque es el tema actual.

Por eso no me interesa YouTube, ni las cadenas de correo.

Quizás me mude a Wordpress. Quizás abra un servidor propio.

Así que anuncio que, salvo que encuentre otro gran aliciente (los pitufos, alguna buena película vieja, que sea de relevancia para mí aunque a los otros les suene anticuado o simplón, lo cuál me vale muy, muy poco), declaro suspendido este sitio hasta nuevo aviso.