16 de febrero de 2008

Ya no veo tanta tv después de todo

Aclaro que sigo viendo varios programas, pero ya no tengo tan grandes pretensiones de poner doctos comentarios al respecto en este lugar; ya hay muchos comentaristas que pululan por la red, algunos con mayor éxito que otros en sus juicios, pero todos cautivos en las redes de la actualidad.

Hay varios foros de internet donde uno que otro comunicador frustrado se apropia de los lugares creados por el esfuerzo de bienintencionadas personas para comvertir lo que puede ser una buena fuente de entretenimiento en el pretexto para la perorata inútil y sin fin que caracteriza a cualquier troll de mediano alcance.

De ahí proviene mi desinterés por el cotilleo televisivo, que dio su paso a su vez al abandono de esta bitácora.

Y sin el enfoque televisivo el título de este blog ya no funciona.

Podría dedicarme a poner entradas respecto a U2, pero me da flojera sumarme a lo que están haciendo miles de bloggers en este preciso instante.

Es una de las peculiaridades de este asunto de los diarios en línea: la tecnología está elaborada para darle relevancia a esa persecución interminable e inútil de la actualidad.

Ese ritmo vertiginoso de escritura no es para mí. Yo no quiero competir con la CNN; quienes así actúan, reproduciendo las noticias relevantes día a día (yo hice algo por el estilo por algún tiempo, conste), pasan por gente informada pero para mí no son sino esclavos, a menos que tengan un marco conceptual que les permita discriminar de entre lo que es relevante y lo que no.

Hay quienes lo logran; la mayoría no lo hace. Yo intento buscar lo que más vale antes de atiborrarme de insignificancias de los Simpson o de las novedades sobre la industria discográfica (¡No a la SGAE!, blah, blah).

El internet es una gran enciclopedia si se sabe emplear; pero uno tampoco se va a poner a recibir toda la nueva data generada a cada instante. ¿Cómo se logra eso? Con cultura, con conocimiento que se obtenga de otros lugares además de las terminales.

Es sorprendente como se transformó una herramienta que posibilitaba el acceso al conocimiento a muchos en otro medio para el consumo. Eso es lo que espera el poder de nosotros: que seamos sólo consumidores, no seres libres.

He ahí el quid de este asunto: ¿como aprender a vivir la era de la información para crecer, para aprender a ser libre? ¿Cómo escapar, insisto, a esa trampa que nos convierte en instrumentos del poder, viviendo los anhelos que se nos coloca desde el exterior en nuestras mentes?

No lo se. Ya veré como le hago.

Tal vez continúe poniendo algún mensaje esporádicamente, acerca de trivialidades de mi interés. Aunque mis otras bitácoras pueden cumplir ese cometido.

Pero trivialidades de mi interés, no lo que se le haya ocurrido comentar al fulano de algún sitio porque es el tema actual.

Por eso no me interesa YouTube, ni las cadenas de correo.

Quizás me mude a Wordpress. Quizás abra un servidor propio.

Así que anuncio que, salvo que encuentre otro gran aliciente (los pitufos, alguna buena película vieja, que sea de relevancia para mí aunque a los otros les suene anticuado o simplón, lo cuál me vale muy, muy poco), declaro suspendido este sitio hasta nuevo aviso.

No hay comentarios.: