domingo que viene, la gente de Televisa se jacta de que no hay donde
más verlo; por desgracia, en el caso de que haya quien encuentre el
trabajo de los narradores de dicho canal desagradable, el público se
queda sin opción: debe aguantarse las antipáticas expresiones porque no
hay a donde más recurrir.
Claro que existe la alternativa de bajarle al volumen, o incluso de no
mirar el partido en absoluto, pero habrá quien se someta al suplicio
dominical para no quedarse fuera de las conversaciones del lunes
siguiente, que giraran en torno de tal encuentro deportivo.
Popongo que se haga una transmisión de audio alterno, con otros
locutores que no traten de ser ni tan graciosos ni tan conocedores.
Dicha solicitud va también para Televisión Azteca, que ha visto sus
narraciones futboleras convertidas en un espectáculo de mal vodevil.
Aunque, a sabiendas de que dichas televisoras no tomarán en cuenta
estas palabras, no queda sino reconsiderar esa alternativa, la de
quedarse sin participar de la charla casual del lunes, con tal de
evitar las vociferaciones aquellas.
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