16 de mayo de 2006

Enorme biblioteca inaugurada, sin usuarios

Escenas como ésta han sido vistas en México al paso de los años, de los sexenios:

El mandatario en turno, enunciando el contenido de un discurso que probablemente ha sido escrito por un grupo de asesores para la ocasión, alardea de los logros de su gobierno poniendo como muestra la construcción presente, cuya descripción se ha de efectuar empleando superlativo tras superlativo: mega, super, magna. En medio de funcionarios públicos y periodistas, se exalta la grandiosidad de lo que se inagura con detalles numéricos sorprendentes. Sin embargo, la obra que es presentada a la sociedad puede estar aún sin terminarse...

El día de hoy, martes 16 de mayo de 2006, el presidente de México Vicente Fox dio por inaugurada la biblioteca pública "José Vasconcelos", enorme. La ceremonia se celebró como es previsible. Sin embargo, las obras de construcción de este inmueble no se han terminado, y el acervo bibliográfico dista de estar completo. La apertura para todo el público será hasta el 1 de junio. La inauguración de una biblioteca pública se hace prescindiendo del público. Irónico, sin duda. Aunque el objetivo de estas inauguraciones es otro que el de dar un servicio: se trata de la vanidad de estos gobernantes.

Y no estoy en contra de la difusión de las obras públicas. Sólo me parece un despropósito que una obra tan importante sea dada por inaugurada sin que haya mínimo interés por quienes habrán de utilizarla, aún sea por meros fines publicitarios. ¿Qué importan estudiantes y demás lectores, si está confirmada la asistencia de reporteros de prensa escrita, radio y televisión?

Además, ahora que lo pienso, una enorme biblioteca en el centro de la Ciudad de México no me parece la mejor opción para una población con serias deficiencias en lo que a la lectura se refiere. Habría sido más fructífero fortalecer la red de bibliotecas públicas ya existente (cuyos acervos son minúsculos) que apostarle al cibercafé gigante de Buenavista (esta biblioteca contará con 750 pcs conectadas a Internet), pero semejante labor no atrae tanto cámaras y reflectores como enormes edificios, o pasos a desnivel en avenidas principales. En fin, las obras públicas quedan al servicio de la propaganda de funcionarios pasajeros, sin que se plantee siquiera atacar problemas con visión a largo plazo. Como es usual.

Habrá que ver un par de cosas, ahora que "la vasconcelos" sea abierta a los mortales:

¿Las computadoras conectadas a Internet terminarán siendo usadas para chatear o bajar imágenes jpg, o tendrá medios para limitar las búsquedas sólo a información pertinente?

Si es que las computadoras traen Windows XP, ¿cuál es el costo al erario de las licencias por el uso de ese sistema operativo?

Esas preguntas merecen un punto de atención en su oportunidad.

Hasta la próxima.
Lean un libro.

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