27 de junio de 2006

Fin de las campañas electorales: ¿fin del spam?

El día de mañana, miércoles 28 de junio, oficialmente cerrarán las campañas de promoción de los candidatos a diversos cargos, entre ellos el de presidente de México, que participarán en las elecciones a ocurrir el próximo domingo, 2 de julio de 2006.

Ataques, spots más que oferta de programas de gobierno, un dispendio asombroso de recursos que han ido a parar para fines promocionales a los dueños de los medios de difusión masivos: ésa ha sido la tónica de los días presentes. Los noticiarios impresos y electrónicos hablan casi exclusivamente de estos temas, lo cual sería loable si no fuera porque, en la mayoría de los casos, caen en la dinámica de los rumores, las frases sintéticas sin propuestas y un clima de descalificaciones que pareciera que su lugar es el del periodismo del corazón más que el de la lucha electoral.

De este clima se deriva una variante del rumor de pasillo o de la charla desinformada de sobremesa: el rumor electrónico. Rumores abundantes, que al alcanzar las redes informáticas tienen la mala costumbre de ir a acumularse en buena medida a mi ciber-buzón, sin que yo me lo merezca, créanme. ¡Oh, qué desperdicio de "bytes"!

El disenso es inevitable, y debería dar paso a debates razonados, para tratar de convencer al adversario en una democracia realmente deliberativa. Pero no ocurre así. Posiciones cerradas, incontrovertibles para quienes están plantados en las mismas, que vienen a difundirse como si fueran verdades incontrovertibles a su vez, en las cuales sólo se hace eco de las proclamas propagandísticas a las que se es más afín, y para los demás, sólo ataques vociferantes.

Resulta que el ánimo actual está polarizado, y el electorado, más que en plan de decisión meditada, se ha puesto en plan de porrista (de hincha, de tifossi). Y de entre éstos, algunos se asumen como miembros de las barras bravas a favor de su equipo. De ciudadano, repito, han devenido hinchas. Y los aficionados demasiado entusiastas, por lo que tengo entendido, suelen ser implacables contra los adversarios, pero incondicionales y acríticos respecto a su propio equipo. La falta de crítica es muy peligrosa, particularmente en lo que se refiere a la política y la administración pública.

Estoy contento de que se acabe la campaña. Bajará el nivel de spam. Los trolles politiqueros que andan por el ciberespacio con su versión de "¡Arriba el Madrid, muera el Barcelona!" (o viceversa), convencidísimos de que eso los convierte en polemistas sin notar que sólo son eco y nada más, se van a quedar sin alimento.

Algo de bueno tendrá el fin de las campañas.

Voten. O sin lo prefieren, no lo hagan.

Paz.

P.D.:
De una cosa estoy seguro: no votaré por el Contador Público (que no es doctor, vaya) Víctor González Torres: no desperdiciaré mi voto a favor de un fabricante de medicamentos de dudosa calidad.

No hay comentarios.: