3 de noviembre de 2004

El extraño canal 34 de Tv Mexiquense

A mí me gusta mirar los canales estatales. Con sus producciones pobres y sus programas viejos. En una época durante la cual se identifica calidad con gigantismo y grandilocuencia -enfrentémoslo: son días de Big/Gran Hermano/Brother, ejemplo claro del mayor desperdicio de dinero en un programa hueco-, los documentales de hace veinte años sobre computadoras y películas de clase B refrescan la mirada, y dejan la duda: ¿es necesario tanto gasto para entretener?

Que conste: no afirmo que ésta sea mejor televisión que la comercial, sino que al prescindir de los usos establecidos por ésta, es una televisión extraña. Y lo que es extraño cautiva sin duda la mirada. Y por lo menos yo como espectador agradezco esa clase de sorpresas. Sobre todo cuando la normalidad en la pantalla chica consiste en un carnaval sin fin, donde es factible que un comediante menesteroso en cuanto a gracia considere lleno de ingenio tener como escenografía un baño público, con todo y excusados a la vista.

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